lunes, 17 de febrero de 2014

Garca yo, garca él, garcas nosotros.

El desafío de los educadores de pensarnos como aprendices de nuestra propia práctica, en lugar de dispensadores de saber.

Hace más de un año, me propuse escribir sobre un tema de Biología cada lunes para anticiparme a la tarea de tener que enseñar dentro de un aula. Fue un intento de buscar la forma de introducir los conocimientos sobre Biología de una manera un poco más amena que la horrorosa tortura de "profesor introduce el tema, luego lean de tal página a tal página, luego hagan el cuestionario". 

Todo se diluyó al poco tiempo de haber empezado. Eché la culpa a la falta de tiempo, cuando en realidad analizando la situación, el tiempo fue meramente una excusa. Fue desgano, desgano puro y tajante, causado justamente por estar encontrándome constantemente con métodos y actitudes profesoriles/estudiantiles que, de a momentos, minaron la voluntad de convertirme en docente. Debo admitir que en algunos momentos llegué a justificar esos métodos y actitudes y al darme cuenta, se me sacudieron una parte de las ganas de seguir en esto:


1) "Somos adultos y en tanto nos corresponde ser responsables de nuestro propio aprendizaje"

2) "Si algo no sale, es cuestión de sentarse y trabajar para poder conseguir la meta"

3) "Hay gente que simplemente no quiere aprender". 


Pues bien, es así como uno se convierte en un docente garca. 



1) Sí, es cierto que somos adultos y debemos ser responsables de nuestro propio aprendizaje. Lo gracioso es que escuché decir esto a docentes que ante un pifie, un concepto incorrecto en sus alumnos o una pregunta en medio de clase optan por esquivar, callar, o hasta prepotear estudiantes con comentarios que van desde la ridiculización hasta la ofensa directa hacia el consultante. Otros tantos se quejan de la falta de atención hacia lo dado en la clase, a pesar de tener la tendencia de divagar con comentarios random en un alto porcentaje de la clase. Y están quienes, horrorosamente, aplican libro y guías de trabajo como método único para introducir y desarrollar temas para luego criticar la falta de enfoque crítico y la tendencia a copiar/memorizar citas textuales de los textos.

¿Por qué garca? Principalmente no podés pretender que un alumno tome "el aprendizaje en sus manos" si penalizás el error e increpás a la gente cuando te hacen preguntas. Ese es tu trabajo quieras o no, y si no estás dispuesto a hacerlo, si no querés hacerlo, o si te cansa hacerlo, cambiá de laburo  o jubilate (si tenés una pizca de dignidad) o armate de paciencia y enfrentá la que se viene. Caso contrario,  estás estafando a tus alumnos, y cagándole el trabajo al profesor que los tenga en su clase el próximo nivel. 

Por otra parte, estamos en una era en la cual la información fluye en abundancia a través de Internet. Si vas a dosificar contenidos sin darle pelota a la respuesta del receptor, si vas a entremezclar los temas con comentarios banales, o si simplemente entendés que aprender consiste en conocer el texto del especialista Fulanito de Tal entre el párrafo 5 y 7 del tomo 2, entonces no hay diferencia entre vos y una computadora con acceso a internet o con software didáctico. De hecho, recurriendo a estos últimos, el educando se ahorrará prepoteos y humillaciones, estando mejor predispuesto para abordar el estudio.

Si una máquina puede hacer eso, ¿Para qué cuernos quiero ser docente?

Una máquina no puede detectar la causa por la cual un alumno no está aprendiendo. Puede detectar errores en los datos procesados, pero no puede decirle claramente a Menganito,  que haga los ejercicios paso por paso, detalladamente para no equivocarse en Matemática porque tiene errores de arrastre. Internet puede enumerar métodos de estudio, pero no puede  sugerir a tiempo que Fulanita dibuje para estudiar anatomía debido a que la ha visto garabatear clases enteras (aunque Fulanita no lo sepa) y podría servirle de apoyo. Internet no puede decir "me equivoqué" y explicar por qué de manera constructiva, y raro es encontrar una página dentro de las primeras en los motores de búsqueda que incentiven una postura crítica, o hagan hincapié en contenidos procedimentales/actitudinales que son fundamentales a la hora de evaluar un alumno. 


2) Sí, la práctica es un pilar fundamental para el aprendizaje, y muchas veces la obtención de buenos resultados depende de la cantidad de horas-culo que hayas gastado hasta conseguir ese click que hay entre no entender algo, y entenderlo bien. Y también es cierto que la realización de dicha tarea depende en buena parte de la voluntad del estudiante. 

Garca de todas formas. Una vez obtenido el resultado, si ese conocimiento no tiene ese "algo" que lo valide como útil o al menos interesante, quedará cajoneado en el olvido. Y es aquí donde está el gran error: pretender explicar el conocimiento científico como algo separado de la cotidianeidad de quien aprende, como si fuera esa cosa grande, magnánima e inalcanzable que sólamente practican (y comprenden) un par de loquitos nerdoides encerrados en un laboratorio lejano. 

Hay que sacarnos el acartonamiento de encima y permitirnos admitir que puede enseñarse Química desde una cocina o usando limpiadores hogareños; que la Matemática puede ser un juego de incógnitas a resolver siguiendo las reglas del juego para cada problema que se presente; que el patio de una casa o el mismo cuerpo humano rebosan de oportunidades para la Biología;  y que no hay nada más poético que enseñar Física mirando el color del cielo, revoleando y dejando caer cosas, o inclusive, viendo un partido de pool o de fútbol. 

Al hacer esto no estamos diluyendo la ciencia o pelotudizándola, sino todo lo contrario: estamos enriqueciendo la experiencia cotidiana y haciendo que ese conocimiento impartido perdure en el día a día. El dejar pasar dicha oportunidad es casi criminal. Más aún es achacarle la culpa a un estudiante porque no encuentra la forma de comprender la teoría cuando no ha tenido la oportunidad de verle el punto de contacto con la realidad. 



3) "Hay gente que simplemente no quiere aprender" es una frase armada a conveniencia.
Garca, garca, garca. 
  • Hay gente con atención volátil, y ahí es donde entra la necesidad de paciencia y vocación para soportar la pequeña puñalada en el ego que es que alguien no te quiera dar pelota cuando debería estar dándote pelota y para admitir que tenés que laburar en tu carisma, o tesón, para insistir en la tarea de redirigir esa atención hacia el tema a enseñar. Y si no depende de tu performance, pues estás en obligación de informar la situación a quien corresponda para ver si se puede hacer algo al respecto. 
  • Hay gente con falta de interés, y ahí entra la capacidad de persuasión para convencerlos de darle una oportunidad a eso que estamos enseñando, así como la capacidad de argumentar si nos encontramos con alumnos "rebeldes".
  • Hay gente que no encuentra una manera de estudiar a su medida que le sirva para aprender, y mucha veces sucede debido a la forma en que damos una clase. Sería estúpido decir que en una clase de mínimo, 30 personas, todos tienen la misma historia, contexto sociocultural, forma de acercarse al conocimiento, voluntad, formas de interpretación, experiencias positivas y negativas frente al estudio, métodos de estudio, y mil porquerías más. Por transición, es estúpido pretender que todos aprendan al mismo tiempo, de la misma forma, con la misma guía y las mismas instrucciones. 


Así también es estúpido pretender que una única persona esté al tanto de la situación personal de cada individuo dentro de todos los grupos que incluyen una enorme cantidad de personas que un profesor ve por unas pocas horas, unos pocos días a la semana. Simplemente digo que aquél que peque de inflexible y simplista como para decir "hay gente que no quiere aprender" debería ejercitarse en la autocrítica.
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Con todo este pataleo que acabo de largar, no quiero que se entienda que estoy disparándole a los docentes con metralleta. Ni tampoco quiero que se interprete que estoy a favor del "pobrecito, aprobalo", porque eso también es de garca. 

Ser docente es un trabajo de locos, se lo digo frecuentemente a aquél que me venga con el discursillo de "no quieren trabajar" cuando se hace paro en reclamo de mejores condiciones de trabajo o de un salario digno, o peor que peor, cuando algún idiota dice que se trabajan 4 horas al día y hay tres meses de vacaciones cuando hay pobres diablos que laburan meses sin recibir un sueldo, en condiciones pésimas, con una buena parte del sueldo en negro y esas cuatro horas enfrente de un curso tienen una sumatoria de varias horas ad-honorem que se dedican a preparar planificaciones, clases, evaluaciones, correr de escuela a escuela si sos profesor, entre otras tareas que te toca hacer en tu laburo. 

Como docente, vas a tener que lidiar con directivos de todo tipo y con ambientes humanos complejísimos; con las mañas de cada uno de tus compañeros de laburo que podrán ayudarte o cagarte la vida; con un montón de pibitos que vienen con la cabeza revuelta a complicarte el día o a sacarte una sonrisa; con contenidos que no tenés la más perra idea de cómo presentar de manera tal que puedan asimilarse; con el cagazo de hacer algo mal o equivocarte, y que te eso te cueste tu autoridad frente a un curso; con padres desbocados que vendrán a quejarse por las notas (como si las notas dijeran, realmente, algo sobre sus hijos); con un montón de laburo extra por fuera de la escuela que preferirías revolear al cuerno para estar un rato con tus seres queridos, o haciendo cualquier estupidez que te quite las ganas de patear el tablero; con sensaciones encontradas en el trayecto de tu carrera como docente, enfrentado con tu pasado de estudiante; con la sensación de poder hacer algo, o el horror de no poder hacer nada. Pero eso no quita que, a pesar de que la estés peleando y de que no te dés cuenta, llegues a estar dentro del grupo de los que aplican estas excusas garcas. 

Y quienes estamos en en el trayecto de educarnos para educar, frente a cosas así, corremos el riesgo de repetir las mismas porquerías o de justificarlas teniendo en cuenta la forma en la cual se nos enseña, como comenté en los inicios de este posteo. Así también corremos el riesgo de desganarnos, amargarnos, y joder profundamente a otros en el proceso cuando nos toque ejercer. 

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Ahora, recapitulando: pienso seguir manteniendo el blog, al ritmo que me dé. Necesitaba decir toooodo lo que escribí arriba porque es una de las causas por las cuales colgué prácticamente todo (otra, una muy de peso, es la fiaca, me hago cargo) y necesitaba liberarlo al mundo. 


Buen lunes.

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